miércoles, 23 de junio de 2010

It was about time!



Ya era hora! por fin alguien se ha atrevido! Esta Mireille Guiliano es mi ídolo: Consigue enseñar a las mujeres como trabajar, vivir, enamorarse del hombre adecuado, asumir sus responsabilidades familiares y al mismo tiempo lucir estupendas, delgadas, sin una maldita oreja y sin ese grano en la punta de la nariz que nos sale cuando entramos en crisis. Efectivamente, esto es lo que yo quiero: Verme como la del dibujo de la portada, super ocupada con mi lap top resolviendo cuestiones super complicadas en el stock market de Londres, por poner un ejemplo, y con la bolsa de la compra al lado, con el pan y la lechuga de diseño desbordándose como una promesa de vida natural y chic a partes iguales.

Estoy segura que nuestra Mireille no se despeina nunca (lo intuyo ojeando su página web), y posiblemente haya hecho de su habilidad para conjugar todas estas recetas de equilibrio en la mujer, en su fuente de ingresos principal. Esta Mireille cuando ha escrito este libro no sabía a lo que se enfrentaba con nosotras. Una panda de treintañeras despeinadas, que normalmente se hacen la picha un lío cuando tienen que conjugar in extremis el cierre de un informe, con la depilación de sus cejas.

Yo a esta Mireille no se lo pienso poner fácil, por mucho que se empeñe en diez fáciles lecciones. No ha contado con la habilidad de mis genes para dejarse por el camino, cualquier cuestión esencial que me ayude a ir en pos de mi supuesto equilibrio existencial.

Por supuesto que me leeré el libro. Faltaba más.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Amelie, mucho glamour, sofistificación y todo lo que quieras..pero la susodicha lo ha conseguido a golpe de bisturí. No hay nada mas q entrar a su web y ver como a Mireille Guiliano le llegan las cejas, despues de tanto estiramiento, a la nuca.
¿nos veremos así dentro de unos años? ¿tendremos que pedir el tf a la Esteban para que nos opere su medico? Me horroriza, la arruga es bella. Bss
Barbarella

Oye, morena dijo...

Mira maja, déjate de libros y lánzate a la calle. Hace un calor de pelotis pero hay una vida que no veas desarrollándose sobre los empedrados.