miércoles, 26 de agosto de 2009

My brilliant disguise



Este lunes pasado me he incorporado al trabajo después de tres semanas de vacaciones.

Llegué tempranito por la mañana a los 6 escalones de la entrada del edificio donde trabajo y tardé exactamente quince minutos en subirlos. No es porque me pese mon derriere, no todavía no es el caso, aunque ya llegará, ya. Es que estuve esperando milagrosamente a que se cruzara por mi cabeza en 30 segundos antes de subir, esa idea feliz de alguna creatividad oculta que yo pudiera tener y de la que pudiera vivir los próximos 30 años trabajando alegremente y que me permitiera no subir esos 6 escalones grises. Esos 6 escalones últimamente son un abismo.

Por ejemplo, si en esos minutos previos al primer escalón me hubiera dado cuenta que guardo en mi una creativa, estilista, científica, compositora, crítica o cocinera oculta a punto de salir, hubiera dado marcha atrás y hubiera cogido el primer taxi (como no, Dori!) que me llevara rápidamente al encuentro de ese nuevo capítulo para empezarlo cuanto antes. Pero no, no hay de donde sacar, como dice una amiga mía: Hija, donde no hay mata no hay patata.

Y todo este melange cerebral me viene por un libro que he leído estas vacaciones tirada en la playa. Es la biografía de Julia Child, una famosa chef norteamericana de los años 60 y 70. Pues bien, esta Julia Child no tenía ni idea de cocinar cuando llegó recién casada a París en los años 40. Como ejercía de Señora de, pues se apuntó a clases de cocina en la famosa escuela Cordon Bleu con 36 años (remarco 36) y ese fue el principio de toda su historia como cocinera y de como pudo vivir profesionalmente de algo que le gustaba, para el resto de su vida.

Pues bien, tengo el síndrome " Como hacer de algo que te gusta un medio de vida" todo gracias a Julia Child y a sus 36 años, quien me manda a mi coger el librito de marras. Yo cocino y discuto mis recetas con mi portera y el informático de mi empresa, escribo un blog para mi y para mis amigas, canto desafinando en karaokes por amor, lijo y barnizo mis muebles por esto de ahorrar, dibujo en acuarela a la gente que me importa, descubro tiendas imposibles de objetos de decoración en cualquier ciudad del mundo o mal educo perros seniles, pero me da la impresión de que ninguno de estos encantos naturales pueden convertirse actualmente in a way of living decente. O es que no me lo he propuesto como Julia Child? ? Como supo que ese era el camino?

Indiscutiblemente, estoy en la crisis pre-cuarenta de la que espero salir ganadora. Pero mientras dilucido estas cuestiones en los próximos cuatro años, no me queda más que subir los 6 escalones grises, grises, grises con mi brillante disfraz de empresa y cobrar a fin de mes para que pueda seguir pensando. No me preocupo, encontraré el camino tarde o temprano. Patroclo se encargará de redactar el planning.

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