
Uno sabe perfectamente cuando los tiempos de cambio se aproximan. Y los míos se acercan.
Para hacerlo más gráfico me acuerdo de una escena en el libro de Suskind, " El perfume" donde el protagonista, al final del libro, descubre con su finísima habilidad, el olor que le falta para su máxima creación. Sabe que ese olor lo porta una joven (lo llama el aura) y lo puede identificar entre millones de olores que se entremezclan en la ciudad. Lo describe como el hilo de oro, que forma parte de la capa de aromas que forma la ciudad y es el hilo que necesita para su máxima creación olfativa.
Pues bien, esto mismo me pasa a mi cuando se que los tiempos de cambio se aproximan para mi. Empiezo a notar algo sutilmente diferente, hay un hilo nuevo en el velo de circunstancias que me rodean. Un hilo que posiblemente haya estado entretejiendo yo misma sin darme cuenta, y ahora se haga notar frente a los demás. Ya no le puedo obviar. Es el hilo de oro.
Ese hilo nuevo, irá cogiendo relevancia con el tiempo, es el hilo del aviso. Como siempre que me ha pasado, tardará un tiempo en materializarse, pero lo hará.
Y ese hilo de cambio, me obliga a trabajar duro en los próximos meses o años. Porque a donde quiero ir, requiere mucho esfuerzo personal por mi parte.
Y no hay nada que pueda hacer por ir en contra, el hilo de oro ya esta aquí y sabe que yo soy una gran corredora de fondo.